La Esclerosis Múltiple es una enfermedad autoinmune, desmielinizante y degenerativa del Sistema Nervioso Central que está relacionada con factores genéticos y ambientales. Dentro de estos últimos juegan un factor determinante la hipovitaminosis D en relación a la baja exposición solar, la obesidad en la adolescencia en el género femenino, la exposición a ciertos virus como el de Epstein Barr y el consumo de tabaco. Es concluyente el hecho de que sin la predisposición genética a padecerla, ninguno de los factores ambientales mencionados puede causar la enfermedad o empeorar su pronóstico.
Con respecto al tabaquismo son muchos los trabajos que demuestran que su consumo aumenta la posibilidad de desarrollar una Esclerosis Múltiple (su consumo aumenta 1,5 veces el riesgo relativo de padecerla con respecto a la población no fumadora) y por otra parte puede acelerar el curso de la enfermedad determinando que los paciente con una forma clínica de brotes y remisiones pasen mas rápidamente a la fase progresiva secundaria de la enfermedad y por lo tanto con una tasa de discapacidad mayor. Por otra parte hay evidencia científica suficiente que sugiere que algunos tratamientos modificadores de enfermedad de la Esclerosis Multiple no tienen la misma tasa de éxito cuando se administran a fumadores.
En síntesis, con evidencia científica suficiente se puede afirmar que el TABACO:
- Facilita el desarrollo de Esclerosis Múltiple (en personas con predisposición genética).
- Empeora la evolución de la Esclerosis Múltiple (forma brotes y remisiones).
- Provoca mayor discapacidad motora y cognitiva.
- Provoca mayor extensión de las lesiones en el sistema nervioso.
- Provoca mayor número de recaídas.
Es importante aclarar que hay evidencia suficiente de que fumar cannabis, sobre todo asociado con tabaco, es negativo para el paciente con Esclerosis Múltiple.
Existen muchas hipótesis acerca del mecanismo por el cual el tabaco resulta nocivo para el paciente con Esclerosis Múltiple, pero a la fecha la nicotina no parece ser el factor clave. Es por eso que las personas que dejan el tabaco utilizando sustitutos de la nicotina no tiene mayor riesgo de desarrollar la enfermedad ni de que empeore la misma si ya la padecen.
Fuente: http://amem.com.ar/